jueves, 13 de agosto de 2009

PUBLICACIONES REALIZADAS A PARTIR DEL 29 DE JUNIO DEL 2009

29 de junio

PROPUESTA DE DIALOGO NACIONAL

Tegucigalpa 29 de junio del 2009

Hondureños:

Quien escribe estas líneas no es dueño de bancos y fábricas; tampoco usufructo tierras ni soy casateniente. Mi única propiedad es mi cuerpo y mi intelecto. Por tal razón, no abrigo en mi alma ningún tipo de egoísmo extremista que exige todo a cambio de nada.

Tampoco soy la personalidad precedida de la fama que ostentan, por ejemplo, los cardenales, los analistas políticos, los sociólogos y economistas que gravitan en las altas esferas, periodistas hieráticos de los medios de comunicación y otros encumbrados del tinglado nacional. Soy un hondureño común y corriente que bien podría ostentar mis conocimientos en buena lid; pero ese no es mi propósito hoy.

Quizás corro el riesgo de que no se tome en cuenta mi pensamiento o se me acuse de iluso, dada la extrema polarización que nos han llevado la insensatez, el oportunismo político y el insaciable deseo de riqueza desmesurada de algunos.

Estamos, si no actuamos con la debida ponderación, al borde de una guerra civil sin precedentes en la historia, orquestada desde el mismo poder. Esta situación nadie la quiere vivir. Basta ver el ejemplo de nuestros hermanos centroamericanos, quienes vivieron una sangría por muy poco. Por esta razón y otras, propongo los siguientes puntos para ser discutidos con miras a ejecutar de inmediato un Plan de Reconciliación Nacional:

  1. Restituir en sus funciones a Don Manuel Zelaya Rosales y que se inicie, en lo que queda de su mandato, un plan de unidad de los tres poderes del estado, de acuerdo con el viejo paradigma ya conocido (independencia de poderes), y permitir el desarrollo de la concordia entre ellos.

  1. Convocar a todas las organizaciones que conforman la estructura social, económica, política y cultural del país para proponer y discutir un plan de desarrollo económico basado en la equidad y el crecimiento humano para todos. Estudiar, por ejemplo, la posibilidad de instaurar un sistema de economía mixta, ensayado por Miguel Facussé en las Químicas Dinand (mejorarlo), tanto en el campo como en la ciudad, y, donde proceda, volver a las empresas asociativas agrarias, previstas en el Gobierno Reformista precedido por don Oswaldo López Arellano en 1972. De todas formas, deben conjugarse tres ejes: Rescate y cuidado del ambiente, economía mixta y desarrollo humano. (Este proceso que sea conducido por los titulares de los tres poderes del estado, legalmente constituidos y observado por la Organización de Estados Americanos OEA))

  1. Establecer una tregua entre todos los grupos confrontados para evitar odios infecundos, cesando de inmediato todo tipo de manifestación de violencia, venga de donde venga. En este contexto, las Fuerzas Armadas deben volver a los cuarteles y la policía a sus actividades habituales.
  1. Si en el marco de la crisis, alguien cometió desafueros con la justicia (quien quiera que sea (Ejecutivo, Congreso, Corte Suprema, etc.…) como producto de la confrontación política, que se establezcan mecanismos de perdón, tal como ocurrió una vez culminada la guerra civil centroamericana. (las iglesias podrían contribuir con ello, en vez de polarizarse).
  1. Nombrar una comisión amplia, integrada por hondureños de reconocida formación ética y profesional, y que se han mantenido al margen de la confrontación, para que propongan reformas a la Constitución Política en donde se conjuguen las propuestas de democracia representativa y democracia participativa. Además, que se prioricen los derechos fundamentales del hondureño en todos los ámbitos, sin distingos de clase social, cultural, religioso, género y político. Estas reformas planteadas deben ser discutidas en un consenso nacional. Debe crearse la Corte Constitucionalista para dirimir allí los delitos constitucionales.
  1. Que los dueños de los medios de comunicación, aún cuando son de propiedad privada, deben volver por el camino de la razón social, mediante la cual fueron creados, evitando el sesgo en la polarizaciòn, ponderando y objetivando la información, y dándole cabida en su seno a todos los sectores para realizar en la práctica la libertad de expresión, a la que todos tenemos derecho. Discutir hasta qué punto estos sesgos son los que alientan la confrontación y evitarlo, mediante la reglamentación del ejercicio periodístico, basado en principios éticos. Por supuesto, no desconozco la ubicación de los medios de comunicación en los niveles de la estructura económica, social y política del país
  1. Discutir la posibilidad de crear un Fondo Nacional para el Desarrollo Humano, con recursos económicos provenientes de los excedentes de la producción (plusvalía); de tal forma, que los inversionistas continúen con su modo de vida, pero compartiendo con el resto de los actores productivos los beneficios de la producción, distribución y comercialización de los bienes materiales.
  1. Que se convoque, de acuerdo con la ley, a elecciones generales para el 29 de noviembre. Estudiar la posibilidad de renovar las leyes electorales para garantizar una amplia participación de la población y ensayar nuevos paradigmas político-partidarios.
  1. Que se estudie la posibilidad de reabrir juicios contra quienes cometieron actos de corrupción, debidamente comprobados, y se recuperen los dineros sustraídos ilícitamente e invertirlos en actividades de desarrollo económico para la población.
  1. Que cese de inmediato todo tipo de represión (física, sicológica, ideológica y económica) contra la población por parte del estado y sus órganosespecializados, y que se vuelva por los fueros de la discusión civilizada y fraterna entre los hondureños.

Estos diez puntos los someto a la consideración de aquellos que aún creen en el diálogo, en las salidas creativas y políticas de la crisis, al margen de poses desfasadas de la historia política, con capacidad para reinventarse este país y conducirlo por verdaderos causes de desarrollo. No tenemos otra alternativa que ésta: en el otro lado yace el abismo de la guerra civil, el terror y quienes quieren empujarnos al descalabro.

Esta propuesta, por ilusa que sea, la elevo por Honduras, mi familia, mis dos hijos pequeños, mis amigos y por las nuevas generaciones de hondureños que no vivieron la inclemencia de la guerra civil centroamericana que se nos impuso en la década de los ochentas.

Aún estamos a tiempo de evitar la destrucción de cuantiosos recursos humanos, naturales y financieros por una coyuntura que, si analiza y somos inteligentes, es fácil de buscarle una solución, también coyuntural.

Si no actuamos en consonancia, entonces… que Dios se apiade de nosotros.

Oscar Amaya Armijo


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02 de julio

POBRE PAPA…Y TODO POR EL PARTIDO LIBERAL

(Breve testimonio sobre un golpe de estado)

Oscar Amaya Armijo

Pobre papa, mi viejo, desde muy temprana edad comenzó a militar en el Partido Liberal. Recuerdo, yo era un niño apenas, cuando se enlistó en la Guardia Civil durante el Gobierno de Ramón Villeda Morales. Era la época cuando me llevaba a las concentraciones para apoyar a Modesto Rodas Alvarado. Rápidamente se convirtió en Segundo al mando de la Guardia Civil de Talanga, pero no duró nada en el cargo, el viejo, por que otra facción del liberalismo se tomó por asalto la Alcaldía Municipal. Y solamente por salvar la institucionalidad municipal y la existencia de la guardia civil, legalmente constituida por Villeda Morales, terminó encarcelado en la Penitenciaría Central (P.C), mi pobre viejo. Dos años duró su cautiverio. Recuerdo que todos los jueves yo llegaba hasta la PC a visitarlo. Yo era un niño, carajo. Lloraba mi viejo en el otro lado de las bartolinas cuando me miraba llegar. Allí estaba el viejo, vestido completamente de caqui y una pañoleta roja luciéndola en la cabeza. En realidad, papá lloraba por mama y mis tres hermanos, también pequeños. Esos años sufrimos todo tipo de privaciones, inimaginables. Fue una época en la que el único alimento que había en casa era caldo de frijoles. Mama, entonces lloraba en el otro lado del fogón apagado. Y todo por el Partido Liberal. A principios del año de 1963, en una fría mañana de enero, por un indulto decretado por el presidente Villeda, papá recobró su libertad. En la tarde llegó a la casa, escuálido, envejecido prematuramente y con los bolsillos vacíos. Todos lloramos esa vez. La miseria calaba hondo, más allá de nuestros costillares. Y todo por el Partido Liberal.

II

Pobre papa, mi viejo, no le duró nada la libertad, porque el 3 de octubre de 1963, el General Oswaldo López Arellano, en complicidad con el Partido Nacional, perpetró un cruento Golpe de Estado. Hubo una gran cantidad de muertos en aquella noche negra. El presidente salió al exilio y luego se desató una represión generalizada en todo el país. Tras el golpe, desarticularon a sangre y fuego la Guardia Civil. Desataron una cacería contra ese cuerpo policial, fiel al presidente. Yo era un niño, carajo. Recuerdo a papa que no dormía en las noches, hasta que no lo volvimos a ver. Tiempo después, nos enteramos de que papa se había integrado al FRELINO, un frente político militar que los liberales organizaron para defenderse. Se enmontañó en Olancho, el Viejo. Se hizo guerrillero, y todo por el Partido Liberal. Allí permaneció hasta que los diputados liberales, en un acto de traición, regresaron al congreso, y avalaron aquel acto bochornoso y cruel, protagonizado por los militares. Quedaron a la deriva los guerrilleros liberales, abandonados a su suerte en la selva. Durante ese tiempo la vida de mi familia corrió un inminente peligro, así lo intuía en mi inocencia de niño. Mamá rezaba diariamente por el viejo. Una mañana de abril, papa apareció enfermo de diabetes y marcado de picaduras, y todo por el Partido liberal. En diciembre de 1969, hundido en la miseria, murió papa. Murió joven, el viejo, antes de los 40 años. A su entierro, lo recuerdo, sólo asistieron tres hermanos, cinco vecinos y nosotros. No vi, en el velorio ni en el entierro, a liberal alguno, por quienes papa había luchado y sufrido tanto, y para nada.

III

Pobre papa, mi viejo, me marcó con su ejemplo, pues desde su muerte me la pase luchando, durante treinta años, en el movimiento popular, por conquistar al menos una democracia representativa, dada la imposibilidad, por múltiples razones, de instaurar una forma de gobierno más avanzada. Toda la década de los setenta estuvo marcada por los golpes de estado, unos tras otro, hasta que en1982, el movimiento social, político, popular y revolucionario, presionaron para que se instaurara esta democracia representativa que resultó ser un remedo, una caricatura. Democracia seudo burguesa que treinta años después, un grupo de lunáticos, en una madrugada del 28 de junio del 2009, tiró por la borda, sin importarles las consecuencias. Pobre papa, mi viejo, si supiera que se repite la historia: nuevamente los liberales, 40 años después, se unen con las mismas fuerzas conservadoras para asestar un Golpe de Estado a otro gobernante liberal, Manuel Zelaya Rosales, solamente por plantear que los hondureños participemos en la toma de decisiones fundaméntales, mediante la modalidad de una democracia participativa. Si supiera papa, carajo, que ahora los liberales no se visten de rojo y blanco como antaño. Desde que cometieron este desafuero se visten de blanco, se perfuman y se esconden tras el concepto de ciudadanía para no enseñar sus manos traidoras. Pobre papa, mi viejo… y todo por el Partido liberal


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06 de julio

NO SE HAN DADO CUENTA SEÑORES

Oscar Amaya Armijo

Es tanta la irresponsabilidad de quienes concibieron esta aventura, que no advierten la encrucijada en la que nos metieron. Después de esta semana, la posibilidad de retroceder de la aventura, será ínfima, dada la velocidad con que se desarrollan los acontecimientos. Pareciera que los estrategas del bloque de poder dominante, carecen de la capacidad de lectura para interpretar la coyuntura actual y su dinámica. No se han dado cuenta, por ejemplo, que la resistencia popular se incrementa cada día y que le busca creativamente salidas a los cercos represivos impuestos por los aparatos de represión del estado.

No se han dado cuenta estos sectores que han creado las condiciones para que se desate, más temprano que tarde, una guerra civil de incalculables daños entre los hondureños, guerra que será cualitativamente distinta a las montoneras organizadas en los postrimerías del siglo XIX y a principios del XX, las que se circunscribían en peleas intestinas entre los partidos liberal y nacional, bajo el auspicio de las compañías bananeras de origen norteamericano, para el control del territorio nacional.

No se han enterado que rompieron con el supuesto policlasismo que caracterizaban a los viejos partidos, dejando al descubierto las contradicciones de clase, propias del sistema de producción capitalista. Sin proponérselo, han venido usando el aparato ideológico de dominación espiritual, como son los medios de comunicación social, para fomentar el odio entre las clases. Esta fisura es lo que marcará el carácter fundamental de la confrontación y, dado los intereses económicos en pugna, será sumamente dolorosa.

No se han dado cuenta estos sectores, que han quebrado en dos la columna vertebral de la estabilidad social y política el país. Por ejemplo, en lo político, el golpe de estado inicia un proceso de demolición de los viejos partidos, escindiéndolos; a tal grado, que lo que quedará de ellos, terminará, por lo que se aprecia, uniéndose para enfrentar un poderoso movimiento político y de masas jamás visto en la historia del país, y que ya se vislumbra como un contendiente en próximos comicios electorales.

No se han dado cuenta estos sectores que encendieron un fuego donde ni siquiera había amenaza de incendio. Por ejemplo, un destacado miembro del ejército aseguró que habían perpetrado el golpe para evitar un derramamiento de sangre, Sin embargo, esta medida, lo que está provocando es lo contrario: que la mayoría de los hondureños pongamos los mutilados y los muertos, en una lucha egoísta de unos pocos por mantener sus privilegios de clase.

No se han dado cuenta estos sectores, en su ceguera secular, que la tarea urgente, en este momento crucial de nuestra historia, es echar marcha atrás, desmontar la aventura descabellada, restañar pacíficamente las heridas y evitar la sangría entre los hondureños.

Quítense sus lentejuelas de cemento señores y volvamos, por ahora, a la lucha cívica, a las propuestas pacíficas esbozadas antes del golpe de estado. Es lo más conveniente, al menos que la sinrazón, el egoísmo y la avaricia les corroa el alma.

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06 de julio

¿CLASE POLITICA O LUMPEN?

Oscar Amaya Armijo

No sé las razones para hablar de clase política, al referirse a los politicastros que han gobernado Honduras. Estos individuos no constituyen una clase: son mandaderos de las clases sociales dominantes. Se entiende por clase los grupos humanos que se diferencian entre sí por el grado de vinculación que mantienen con los medios fundamentales de producción.

Si el grupo es dueño de los medios de producción, entonces es burgués (propietario de fabricas, bancos) o terrateniente (dueño de grandes extensiones de tierra). Pero los politicastros que gobiernan son lumpen; lumpen burgueses, decía Frank Fanon. Especie de parásitos (vividores de oficio) que se adhieren como rémoras al nivel político del modo de producción, no solamente para esquilmarlo, si no para conservar, fortalecer y cuidar el sistema social basado en la propiedad privada.

Por supuesto, no desconozco el fenómeno en el que ahora directamente el burgués o terrateniente, ante el supuesto fracaso de sus mandaderos, de cuidarles propiedades y beneficios, se incorporan ellos mismos directamente a la gestión administrativa y legal del estado para garantizar el éxito de su régimen económico y modo de vida.

En el estado, en los tres poderes, he conocido individuos que tienen décadas de ejercer como ministros, diputados y magistrados, y nadie debe tocarles su estado de cosas, sopena de sufrir las consecuencias. Ellos se inventaron la pétrea Constitución de la República, tantas veces violada por estos esperpentos de la historia.

Entonces, que ya no se hable de clase política, figura que no existe, al menos que los sociólogos burgueses la hayan inventado para ocultar las verdaderas clases sociales que contralan los tres niveles (económico político e ideológico) del modo de producción para su exclusivo beneficio.

Son precisamente estos politicastros, sin formación e ilustración, quienes nos mantienen en esta encrucijada ¿Cómo se les ocurre pensar, por ejemplo, que consultarle al pueblo implica un cambio en el régimen económico y, solo por ello, deponer un gobierno, aludiendo causas de dudosa veracidad? En realidad, en el fondo lo que esconde la apariencia son las profundas contradicciones clasistas en el seno del bloque de poder por el control del aparato estatal.

En esta lucha fratricida, impulsadas desde sus poltronas relucientes, desde luego que serán las clases sociales dominadas quienes pondrán los muertos, mientras que ellos se marcharán a Miami a gozar los beneficios que genera la producción de bienes materiales, sobretodo sus excedentes, obtenidos mediante la explotación en los centros productivos.

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07 de Julio

SOY CATOLICO, PESE AL CARDENAL

Oscar Amaya Armijo

En 1853 William Wells pasó por Talanga y al describirla dijo que los únicos edificios importantes eran la Alcaldía Municipal y la Iglesia Católica, levantada en honor de San Diego Milagroso. Precisamente, contiguo a la iglesia, junto a la sacristía y el altar mayor, en una casa de bajareque, tuve la dicha de nacer. La casa ya tenía doscientos años de haber sido construida. Recuerdo, como que si fuera hoy, que desde allí, desde mi dormitorio, todos los días escuchaba las misas celebradas en latín por el cura Santos Durón, franciscano de pura cepa. Puedo asegurar, entonces, que soy católico, por nacimiento, pese al Cardenal.

Desde antes de que llegara Welles a Talanga, qué tiempos mi familia cuidaba con esmero la iglesia, limpiándola, retirando del piso la esperma de los cirios que los feligreses derramaban en el piso de ladrillos o dejando relucientes las esculturas de los santos para que lucieran mejor en sus nichos o ayudando a celebrar las misas como acólitos o sacristanes o ya repicando las campanas para invitar a la feligresía a cuanto rito se celebrara. Toda mi familia heredó esta tradición. Cuatro siglos de entrega a la iglesia católica, por esto es que soy católico, pese al Cardenal.

Es en el seno de mi familia donde adquiero el honroso oficio de campanero, oficio que soñó aprender Rubén Darío. He sido, pues, campanero por tradición y herencia. No hubo rito o celebración alguna donde las manos de mi familia, de mis hermanos pequeños, en las que no hayan intervenido para congregar a la feligresía talangueña a ritmo de dobles y repiques. Dejamos el oficio de campaneros en 1969 cuando el hambre nos hizo emigrar a Tegucigalpa. En realidad, el último campanero fue mi hermano Edwin Francisco. Por ello sigo siendo católico, pese al Cardenal.

Mi padre, junto con otros talangueños, con manos primorosas y devotas, ampliaron la iglesia, le construyeron dos torres, y reformaron la fachada de esa iglesia que cuatrocientos años antes los españoles habían construidos. Como se puede ver, hemos militando en la iglesia católica por fe, pese al Cardenal.

Posteriormente, Dios bendijo a mi familia: Nery Ovidio Rodríguez Arguijo, primo mío por la vía paterna, se ordenó sacerdote y llegó a ser, gracias a Dios y su inteligencia, oficiante en la Basílica de la Santa Virgen de Suyapa, Patrona de Honduras. Por ello, también, soy católico, pese al Cardenal.

Que dicha más maravillosa: Todo cuanto barrio y colonia que nos tocó mudarnos con mi familia, las únicas casas disponibles para alquilarlas estaban frente a una iglesia católica. Dios, que es la verdadera religión, nos perseguía. Es más, mi cuñado, Eulalio Matamoros, miembro del movimiento de familias católicas encontradas, compró una casa en el barrio Bella Vista, allí vivieron por mucho tiempo, junto a mi hermana Antonia y mis sobrinos, luego la vendieron, y he aquí el milagro: la casa de mi cuñado fue demolida y, sobre los escombros, construyeron una iglesia católica con el auspicio de la Iglesia de la Inmaculada Concepción de Comayagüela. Por esto soy católico, pese al Cardenal.

Mi Hermana, Olga Marina, asumió con devoción el don de la castidad y la soledad, asiste diariamente, junto a mi madre y el resto de la familia, a todos los ritos católicos que se celebran en la Iglesia Católica de la residencial Cerro grande, iglesia que obviamente queda al frente de la casa donde residen. Mi hermana se dedica a cuidar niños con discapacidad en una organización católica. Por ello soy católico, pese al cardenal

A mi Dios me premio con tres cosas: me regaló la vida, me dio dos hijos y luego con algo hermoso, con una ganancia más… me concedió el don de la poesía, lenguaje sublime que según el filosofo Eduardo Nikol, es una forma que tiene esta divinidad para comunicarse como verbo mayor que es, mediante la interpósita voz de un verbo menor. Soy, entonces, verbo menor; es decir, poeta por gracia divina. Por eso soy católico pese al Cardenal.

El día en que supe que el Cardenal Oscar Andrés Rodríguez, fue ordenado Cardenal y posteriormente propuesto para ocupar el solio papal, mi espíritu se llenó de dicha y oré por la suerte de él. Me cubrí de respeto y admiración por sus proezas. Me alegré porque pensé que estábamos frente a un cardenal que nos conduciría, sobre todo a los pobres, por nuevos derroteros, tal como lo manda la teoría social de la iglesia. Pero con el tiempo, fui notando en el cardenal su lejanía de los pobres, su inclinación por los ricos. Comenzó a aparecer en la página social, en los bautismos y concelebraciones, no con los niños de la Colonia Divino Paraíso, sino que rodeado de los niños sonrojados de Lomas del Guijarro. Me duele decirlo, pero no ha sido ecuánime con los hondureños. Pero yo seguiré siendo católico, pese al Cardenal.

Finalmente, el día en que escuché al Cardenal Rodríguez, en cadena nacional, orando y bendiciendo las acciones de un grupo del poder dominante, que usurpa las funciones del estado, en detrimento de la inmensa mayoría de los hondureños, todos pobres en gran medida, sentí una enorme vergüenza, no sabía dónde esconder mi rostro católico, tatuado de esperanzas, entonces me refugié en la Iglesia de la Virgen de los Dolores, al norte de Tegucigalpa y, allí, ante la soledad y Dios, decidí seguir siendo católico, pese al Cardenal. Luego, más esperanzado y sin temor, regresé a la marcha popular.

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08 de julio

HONDURAS, MI NIÑA

Oscar Amaya Armijo

I

Honduras, mi pequeña niña arrebolada de colores, mi pájara pinta, arrugadita de montañas, amaneces ahora con el tizne que las aves de rapiña pintan en tu rostro de gaviota volando. Hoy duele pensarte, garcita morena, soñarte bajo la sombra de los encinos como antes cuando yo era niño, tu niño, mi madre verde. Antes te rememoraba, corrías por las ensenadas, luciendo tu falda adolescente, cubierta de pinos y zorzales. Ahora, niña mía, se apagó la luz de tu diadema de orquídeas.

II

Honduras, mi niña, mi alforja de policromos plumajes, yo he visto a todas las divinidades pintar tu rostro en el incendio de tus crepúsculos, en tus uñas de arrebolados cantos. Antes un holocausto de trinos susurraba en tus oídos y un arrollo de cristalinas aguas ceñía tu cintura, pero vinieron, mi niña, los escorpiones y devoraron tus perfumes de guayaba madura.

Ahora, mi niña, se apagó la luz de tu diadema de orquídeas.

III

Honduras, mi niña ninfa de cascadas, una lluvia de blandos quereres antes tejía sus hilos en el sol guindado de tus pájaros. Eras mi princesa de jade, de calabazas tus pies tatuados de roció en los maizales. Te recuerdo, allí, entre las begonias, cubiertas tus alas de mar pacíficos y mariposas, pero vinieron, mi niña, las serpientes y envenenaron tus raíces de mango tierno.

Ahora, mi niña, se apagó la luz de tu diadema de orquídeas.

IV

Honduras, mi niña de luz sonora, suavizan tus sueños los caracoles de garífunas melodías en el borde azul de tus océanos; bailas al son de la caramba. Así te recuerdo, mi niña, como a Clementina con sus pies descalzos sobre la hierba, arisca como una centaura virginal, pero vinieron las aves agoreras y picotearon la aguamarina de tus ojos.

Ahora, mi niña, se apagó la luz de tu diadema de orquídeas.

V

Honduras, mi niña de arco iris, mi pasión de gardenias, acrisolas una guitarra de cuerdas encendidas con tus dedos de armiño. Aparecen allí, entre la dulce luz de tus aposentos, los tucanes en el arpegio del pentagrama, entonces te sueño cantora en el repique de las campanas; pero viene, tal como lo profetizó el poeta, el pez desamorado con su baba lisa a llevarte los pétalos de tu rosa memorable sorprendida en mi pecho.

Ahora, mi niña, se apagó la luz de tu diadema de orquídeas.

VI

Honduras, mi niña de inquietos arrebatos, aprisionan tu aliento un sabor de jazmines cuando el alba de tus aguaceros se duerme al pie de tus cojines, entonces, mi niña, es cuando desatas tus potros verdes en las hojas de las limonarias, pero viene, de pronto, el canto aleve de la sirena con su dentellada de oprobios y cercena la verdad de tus lirios.

Ahora, mi niña, se apagó la luz de tu diadema de orquídeas.

VII

Honduras, mi niña flor ultrajada, despierta en tus entrañas un furor de huracanes y desatas el dolor de los crespones. Desde tus cenizas, desde el fuego lento que apacigua el poeta, desde la furia tirada al viento, se levantan puños de granito y devuelven tu honor de madreselva.

Ahora, mi niña, se enciende la luz de tu diadema de orquídeas.

VIII

Honduras, mi niña de crispadas manos, crujen tus andamiajes, tus pasos tienen el duro caminar de los terremotos, te levantas con tu espada forjada en los acantilados; entonces, huyen las aves agoreras y sus rufianes, te limpias de alimañas y, el amanecer truncado, vuelve por sus pasos de esperanza.

Ahora, mi niña, se enciende la luz de tu diadema de orquídeas.

IX

Honduras, mi niña de épica lira, vuelve el sonrojo en el follaje de tu rostro, vuelve el respiro a tu pecho de alondra, vuelve la alegría de tus lloviznas, el cantar de tus violines, la esperanza a bañar en tus ríos; entonces, fenece el dolor, sanan tus heridas y la montaña vuelve a ser el canto de los pájaros.

Ahora, mi niña, se enciende la luz de tu diadema de orquídeas.

X

Honduras, mi niña de arroyuelos, ven, tómanos de las manos, vamos, mi niña de alientos arrebatados, ven, crucemos el sol de la esperanza, cobijémonos en el alba, trencemos nuestros brazos, cubramos de gloria la campiña, allá nos espera el amor con su alteo de golondrinas, ven, refresquémonos, niña mía, estamos en el mañana.

Ahora, mi niña se enciende la luz de tu diadema de orquídeas

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10 de julio

TRAS EL GOLPE: APUNTES PARA UNA REFLEXION POLITICA

Oscar Amaya Armijo

Es una obviedad decir que el panorama político del país desde el punto de vista político, no es nada halagador; sobre todo, para los sectores oligárquicos quienes, en un afán por mantener sus privilegios, han creado una encrucijada compleja, cuyas características se plantean sucintamente de la siguiente manera:

  1. Los miembros más conservadores del bloque de poder dominante, integrado por la oligarquía burgués terrateniente, se resiste al cada vez más creciente reacomodo que sectores avanzados de la burguesía y pequeña burguesía urbana y rural desarrollan en América latina, en alianza con el movimiento popular organizado, para alcanzar mayores niveles de participación en la conducción del aparato económico y estatal, e influir en la toma de decisiones fundamentales que atañen con el racional aprovechamiento de los recursos naturales y financieros e invertir, parte de los excedentes que genera la producción social, en el desarrollo humano, basado en la equidad.
  1. Es en este marco en el que se inscribí el caso de Honduras, donde un golpe de estado perpetrado en la madrugada del 28 de junio ha exacerbado las contradicciones de clase, polarizándolas al máximo, ya no por la vía indirecta de los partidos oligárquicos, sino que mediante la confrontación directa entre las clases sociales, y en donde la oligarquía acude a los aparatos de represión estatal, política e ideológica a su servicio, para mantener y ampliar sus privilegios. No está demás apuntar, que Honduras es uno de los países más pobre y atrasado del continente, con unos niveles de exclusión rayanos en la ofensa.
  1. Con el golpe de estado, recurso que se valió la oligarquía para derrocar a Manuel Zelaya Rosales, se abren las reclusas de una guerra civil sin precedentes en la historia del país, al menos que estos mismos sectores desmonten la aventura político militar en la que están envueltos; de lo contrario, en el corto plazo, las condiciones políticas variaran ostensiblemente, exponiendo al peligro la celebración de los comicios electores previstos para el 29 de noviembre, ya de por si signados por la ilegalidad. Esta guerra civil, se alejará, por supuesto, del carácter que revistieron las montoneras protagonizadas por los partidos liberal y nacional a principios del siglo XX, con el fin de allanar el camino para que una de las compañías bananeras, de origen norteamericano, se apoderara de las mejores tierras del litoral atlántico. En cambio, el carácter fundamental de esta guerra civil estaría dado por la lucha de clase que le imponen, por un lado, la participación de la oligarquía burgués terrateniente, con su ejército y demás aparatos represivos e ideológicos y, por el otro, la burguesía emergente, la pequeña burguesía rural y urbana, y los amplios sectores obreros y campesinos, organizados en diferentes agrupaciones gremiales.
  1. Si los sectores en pugna logran desmontar la aventura político militar y restituyen a su mandato al presidente Manuel Zelaya Rosales, aún así no podrán evitar el descalabro que sufren los partidos políticos tradicionales (apostaron al golpe), dado que enormes contingentes de su militancia se han aliado con el movimiento Poder Ciudadano, Unión Democrática, eduardistas, etc., y que conjuntamente con sectores del movimiento popular, sindical y social, constituyen un movimiento político y de masas de grandes proporciones jamás visto en el país, y que luchan no solo por desmontar el golpe, sino que se perfilan como un contendiente con posibilidades de ganar las elecciones previstas para el 29 de noviembre y realizar los cambios estructurales planteados. Este movimiento, liderado por el presidente depuesto, ha apocado a los candidatos políticos de la oligarquía (Elvin Santos un líder deslucido, sin carisma, y José Porfirio Lobo, político que emigró del Partido Comunista de Honduras a las posturas de derecha, huyendo de la represión impuesta por la Política de Seguridad Nacional en la década de los ochenta) y que dada la velocidad con que trascurren los acontecimiento, no les queda otra alternativa que unirse bajo el esquema de la Acción Cívica Democrática, una institución oligárquica, financiada por sectores reaccionarios de Estados Unidos para detener, por la vía electoral, la avalancha política y defender los intereses de la oligarquía terrateniente burguesa. Para muchos analistas, este ensayo político podría ser una vía para evitar la guerra civil en marcha.
  1. Si dentro de los acuerdos políticos, tras la restitución de Zelaya Rosales, se establece ampliar la participación política, para darle paso a la incorporación de ese enorme contingente que emergió de la oposición al golpe, habría, entonces, que establecer en su interior alianzas para buscar un candidato único que coyunturalmente lidere el movimiento. En realidad, en este movimiento se perfilan dos líderes que ya han anunciado sus candidaturas: Cesar Han de la Unión Democrática (UD), líder que acompañó a Zelaya Rosales en su propósito de establecer entre los hondureño la consulta popular y Carlos H. Reyes, líder emblemático y con mucha trayectoria en las luchas sociales del país, cobijado en el Bloque Popular, organización que también acompaño al presidente depuesto en sus lucha por establecer en Honduras la participación ciudadana. La UD podría ser el recurso que utilizaría este movimiento para canalizar el descontento de liberales, nacionalistas, udeitas, pinunistas y del movimiento popular y social para apoyar un candidato único que saliera de sus filas, ya que votar por Elvin Santos y José Porfirio Lobo, sería legitimar el golpe de estado por la vía electoral.
  1. Las perspectivas políticas en Honduras si se restituyera a Zelaya Rosales, son sombrías en el mediano plazo, porque al desmontarse el golpe y con él la guerra civil, solo restarían pocos meses para reordenar la institucionalidad, restañar las contradicciones entre el bloque de poder dominante y continuar en los cánones de la “gobernabilidad”, situación ésta que no será nada fácil, dado que los grupos ultraderechistas tratarían de sabotear toda actividad estatal post golpe de estado. Si se diera el caso que la ultraderechista Acción Cívica Democrática, ganara las elecciones, el golpe de estado, su contenido político y clasista, estaría legitimado y con ello la represión estatal, y se continuaría con las mismas condiciones económicas políticas y sociales que se generan del neoliberalismo. Si por el contrario, todos los sectores unidos contra el golpe (Frente Nacional contra el Golpe) enumerados párrafos arriba, ganan las elecciones, se establecen las condiciones para organizar una constituyente que reforme la Constitución de la República para iniciar la práctica de unas relaciones sociales, políticas y económicas más equitativas, más excluyentes y con mayor participación ciudadana.
  1. Las posibilidades de evitar una guerra civil son remotas por las ansias de poder manifestada por quienes hoy mantienen los hilos del poder; no obstante, la esperanza de evitar el holocausto, pérdidas humanas, recursos naturales y económicos, pasa por una ecuación sencilla, pero terrible que no se le desea a país alguno, menos a Honduras: O HAY PATRIA PARA TODOS O NO HAY PATRIA PARA NADIE. Se espera se transite por los caminos de la reflexión y la cordura por encima de los bastardos intereses de un sector social.
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11 de Julio

DE LA FURIA CONTENIDA*

Oscar Amaya Armijo

I

Sólo la pestilencia expandida desde la casa de gobierno

Provoca mi repliegue hacia el exabrupto.

II

Me esfuerzo por no sucumbir frente a la ignominia,

Al desastre en que habita la patria,

Desastre que abona el estiércol,

Convertido en dinero en la bolsa del bandido.

III

No sacrificaré mis alondras cantándole a este gobernante;

Es decir, a las hilachas del despojo.

IV

Este gobernante, en el bajo vaivén de los muladares,

Es un millón de veces, multiplicado a la ene de las enes potencias,

Ese olor nauseabundo que destruye al Río Grande.

V

Poseo un multimillonario tesoro, una fortuna de fortunas,

Que ningún rico de este país posee: La poesía.

VI

Qué sentirán, en su infinita soledad,

Quienes adquirieron

–no se sabe bajo qué circunstancias demoníacas-

El detestable don de hacer dinero.

VII

Canalla: hoy despreciáis al maestro

Que ayer con el afán de su sabiduría

Multiplicó el oro de tus arcas,

El hartazgo que avergüenza,

Hartazgo que indigna a los pobres del barrio popular.

VIII

Ricos de ayer y hoy,

De nada sirve la multitudinaria presencia de tu tener

Ante la vaciada pobreza de tu ser.

IX

¿Veis, allí, hermano, en el otro lado de la poltrona presidencial,

La hipocresía frotándose el frío acero de sus manos?

*De mi libro inédito Raíces y retoños


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15 de julio

FUERZAS ARMADAS, NUEVOS ACTORES Y PARDIGMAS

Oscar Amaya Armijo

Desde que en el gobierno liberal del presidente Carlos Roberto Reina se sometieran las Fuerzas Armadas a la tutela del Poder Civil, y sustituido el servicio militar obligatorio por otro de carácter educativo, los hondureños pensaron que los militares inaugurarían una época de cambios, tanto en sus estructuras materiales como en las mentales.

Se auguró la esperanza de que nuevos paradigmas estarían siendo aplicados tras las barracas en todos los órdenes, pues frescos estaban los acontecimientos que sumieron a las Fuerzas Armadas en el desprestigio, al cargar sobre sus espaldas la Política de Seguridad Nacional, aplicada por Estados Unidos en América Central en la década de los años ochentas, década signada por genocidios, destrucción de recursos naturales y financieros, en virtud de la guerra civil.

Pero tras el golpe, en la cruda y fría realidad de los acontecimientos, la institución castrense no se había movido de los viejos esquemas de pensamiento, signados por el autoritarismo, el anticomunismo y la represión propia de los golpistas de mediados del siglo XX, cuyo telón de fondo lo constituyó una concepción teórica y práctica del imperio que se creía relegada en el desván de las cosas viejas: la guerra fría.

Asimismo, se intuyó que con el advenimiento del gobierno demócrata de Barakc Obama, por el masivo apoyo que recibió del pueblo norteamericano y de las minorías étnicas, y por el origen mismo del presidente, el planeta tendría una nueva forma de hacer política por parte del Departamento de Estado y el Pentágono, y que se tendrían posibilidades y expectativas reales de profundizar la modernización de la obsoleta democracia representativa que adoptan aún como forma de gobierno muchos países.

Pero la realidad material e histórica tiene sus leyes inexorables que no depende de los buenos deseos de los individuos, sino que actúan independientemente de ellos. Incautos e inocentes serían quienes pensaran que las leyes del capitalismo se vendrían abajo por el simple recambio de un individuo en la conducción del aparato estatal, y que también, de la noche a la mañana, abandonarían las viejas prácticas de dominación imperial.

Al descubierto ha quedado la red conspirativa del Departamento de Estado, el Pentágono y sus protohombres (especialistas en guerras sucias y sicológicas, golpistas de oficio, desestabilizadores de gobiernos, todos ellos embajadores del imperio) en el golpe de estado perpetrado contra Manuel Zelaya Rosales y, lo más frustrante para los hondureños, enterarse de que las Fuerzas Armadas, a las que se suponían remozadas en su pensamiento y acción, resultaron ser furgón de cola de los golpistas americanos, tal como se aprecia en la profusa información que circula.

Es probable que en el seno de todas las fuerzas que constituyen este cuerpo armado, hayan miembros que afilien su pensamiento a nuevos paradigmas que se alejan del cumplimiento de políticas dictatoriales impuestas por el imperio, políticas que conllevan el enfrentamiento con la población hondureña, y enemistarse con gobiernos de la región, sin necesidad alguna, en un juego geopolítico desfasado por la historia.

En realidad, es una actitud desfasada porque en el momento histórico actual, nadie propone un cambio radical en el modo de producción capitalistas y sus relaciones sociales a él inherentes; de lo que se trata, es de realizar cambios en el marco de este sistema, de tal forma que se modifiquen relativamente las relaciones brutales de desigualdad que vive la mayoría de los habitantes de los países del orbe (y esto lo saben los especialistas en ciencias políticas, sociólogos, economistas y los propios militares, por mucho que abracen la ideología burguesa y, por ello, sesguen sus análisis).

Nadie habla de instaurar el socialismo en América, por eso son inauditas las posturas de los sectores más conservadores de los Estados Unidos y, lógicamente, de las Fuerzas Armadas y sus nuevos aliados internos, de satanizar todo esfuerzo que permita la convivencia pacífica entre las clases sociales, mediante una distribución más justa de los excedentes de producción, donde el capitalista continué con su modo de vida, pero compartiendo con el resto de la población. Es más, conviene aclarar: este planteamiento no nace del seno de las ideas socialistas, sino que recogen el pensamiento oportunista, de origen burgués, como lo es el solidarismo. Entonces ¿por qué temer a estos cambios de maquillaje que la mayoría de países del mundo, vanguardizados por los latinoamericanos, realizan en el viejo capitalismo salvaje del que hablaba Su Santidad Juan Pablo II?

Lo más paradójico del caso es que en la década de los setenta (¡cuarenta años atrás!) en América latina, hubo militares, quienes se ganaron el mote de “militares patriotas”, porque encabezaron movimientos progresistas al servicio de amplios sectores populares. El caso de Honduras es aleccionador: El general Oswaldo López Arellano, tras el golpe de Estado de 1972, condujo un proceso de cambios (reformismo burgués) que lo condujo a realizar reforma agraria, organización de formas productivas alternativas como las Empresas asociativas de campesinos; fundación de corporaciones para la modernización industrial; organizando instituciones para una distribución y venta de productos alimenticios; institucionalizando estructuras gubernativas para un mejor y racional uso de los recursos forestales; fortalecimiento del movimiento sindical y campesinos, entre otras acciones. Por supuesto, los mismos sectores conservadores de ayer y hoy, en comparsa con el Departamento de Estado y el Pentágono, acusaron a aquel intento de reforma burguesa de comunista y populista, y lo derribaron mediante otro golpe de Estado.

Todas las Fuerzas Armadas, sus miembros integrantes, la mayoría de ellos de origen pequeño burgués, proletario y campesino, deben realizar, en lo que cabe dentro de la disciplina castrense, procesos de sincera autocrítica, reflexionar si sus acciones responden a una identidad de nación, a la ética y responsabilidad ciudadana; vislumbrar nuevas alianzas con nuevos actores que propongan los cambios arriba planteados, para el bien de la mayoría de hondureños; discutir sí vale la pena embarcarse en aventuras políticas foráneas o sin son válidos los argumentos del bloque de poder dominante, que a veces suenan como cantos de sirena, y que contribuyen más a su desprestigio que a su honra.

Aunque suene iluso, y no conveniente a los sectores dominantes y sus aliados externos, aún existen espacios para la convivencia pacífica, pese a los muertos, heridos y golpeados, y para la construcción de una sociedad más equitativa e incluyente, de lo contrario, si no media la sensatez, entonces solo nos espera el descalabro de la violencia y la destrucción.


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17 de julio

LA FUERZAS ARMADAS DE ANTAÑO NO LE TEMÌAN A LOS CAMBIOS

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Oscar Amaya Armijo

Entre los años 1975 a 1978 ascendió al poder de la nación el general Alberto Melgar Castro, mediante un golpe de estado que le propinó al también general, Oswaldo López Arellano quien habiendo gobernado el país bajo la égida del reformismo burgués, había propuesto reformas para modificar tímidamente las estructuras productivas, sociales y políticas del país.

Habrá que agregar que ese régimen de López Arellano también se atrevió a tocar los intereses económicos de los Estados Unidos al imponer un impuesto de 50 centavos a las compañías bananeras, por cada caja de bananos exportados. Al igual que hoy, ante semejante acto de incuestionable actitud nacionalista, el Pentágono y el Departamento de Estado comenzaron a conspirar contra aquel gobierno.

Por supuesto, aquel intento de López Arellano (1972-1975) recibió una andanada de oposiciones por los mismos sectores oligárquicos que en la actualidad conspiraron y perpetraron el golpe de estado contra el régimen liberal de Manuel Zelaya Rosales. Aquella campaña fue tan rabiosa como la de ahora, y con similares argumentos: la amenaza del comunismo, fantasma al que acuden siempre para fomentar el terror y la represión.

En aquella ocasión, 1977 para ser exactos, disueltos los tres poderes del estado, y ante la creciente oposición popular, el General Melgar Castro, en un acto de inteligencia y astucia política, organizó una especie de constituyente, y sin consultar a nadie, al que denominó Consejo Asesor de la Jefatura de Estado(CADEJE), compuesto por representantes del movimiento popular, social y de los partidos políticos emergentes, dejando al margen a los partidos liberal y nacional, convertidos en verdaderas momias políticas.

Este consejo, dado el carácter de su composición interna, era profundamente progresista y proponía medidas a consideración de la Jefatura de Estado para que este órgano las aplicara. En realidad este ensayo era una continuación del propuesto por López Arellano, en un afán por mejorar a las grades mayorías desposeídas.

De esta especie de constituyente, se promulgaron una gran cantidad de leyes, sobretodo la propuesta de reforma electoral que cuatro años después (1982) contribuyó notablemente al surgimiento de la democracia representativa, esta misma que los actuales politicastros convirtieron en un remedo, en una caricatura.

En aquel tiempo, no hubo oposición a la organización en forma corporativa de aquella constituyente, ni campaña rabiosa ni muertos ni detenidos, y nadie habló de comunismo, y si bien es cierto que para esa ocasión otro general, Policarpo Paz García, había asestado otro golpe de estado a aquel gobierno militar, pero tomando como causa un recambio en el aparato estatal por parte un sector recalcitrante del bloque de poder dominante.

Se plantea esta relación de hechos para que la actual Junta de Comandantes, principales conductores materiales del actual golpe de Estado en Honduras, se enteren de que antes que ellos, hubo oficiales, clases y soldados, que no le tuvieron miedo a los cambios, ni manifestaron ojeriza frente al fantasma trasnochado del comunismo, y actuaban con cierto barniz patriótico frente a los dictados imperiales.

De estos actos patrióticos, de sus antecesores jerarcas, deben aferrase aquellos oficiales, clases y soldados que aún guardan en su fuero interior cierta vergüenza por retrotraerse a épocas negadas por la historia. Desde siempre, lo saben los militares, que los conservadores y halcones del pentágono también actúan de espalda a la historia, negándole a la humanidad a vivir más dignamente.

Aún hay tiempo para reivindicarse frente al pueblo hondureño y caminar por senderos más dignos, volver a la institucionalidad y, de una vez por todas, abandonar los atajos del oprobio y la represión.


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18 de Julio

POSTALITA DE HONDURAS

Oscar Amaya Armijo

Se habla mucho de injerencia, en los medios de empresa; es decir de prensa, dicen que Chávez es uno de ellos y que está a punto de invadir Honduras. Otros afirman que todos los marchistas anti golpistas son venezolanos, nadie es hondureño. Un tal Contreras lo dijo en la ONU.

He oído decir, en los medios de prensa internacional, que una gran cantidad de asesores gringos están implicados en el golpe, lo mismo que el Comando Sur. Pero de esa injerencia nadie habla aquí.

Los gringos están aquí desde el siglo XIX. Ellos mandan. Muchos se cuadran militarmente, sin ninguna vergüenza. Ellos, los gringos, son dueños de todo. No hay una tan sola bala que no les pertenezca. Pero nadie habla de esa injerencia aquí.

Nos dejaron sin minas, agotaron las tierras del litoral atlántico, son dueños de la oligarquía también, de sus gustos. Los sueños de la burguesía, son los sueños americanos. Pero de esa injerencia nadie habla aquí.

Ellos, los americanos, son dueños hasta del estilo de redactar noticias que tienen los periodistas aquí. Estos redactan, hablan y presentan noticias con el mismo tono de los periodistas gringos de CNN. Adoptaron la "objetividad gringa" para redactar. De esta injerencia nadie habla aquí.

Los pastores evangélicos adoptan el tono, el deje, la gestualidad de los traductores gringos en el momento de espetar sus homilías y sermones. De esta forma anglosajona y gringa de ser nadie habla aquí.

Todo es de los gringos, las comidas rápidas, la ropa de bulto, el rock estúpido y hasta el cansino caminar de la niña pequeñoburguesa es de las gringas. De esta injerencia nadie habla aquí.

Nadie dice de la destrucción de nuestro lenguaje. La sintaxis es de ellos. Nadie habla de esta injerencia, tampoco.

De ellos es también la mano de obra de nuestros inmigrantes. Nadie dice nada de esa explotación.

Ellos son de dueños de Copan, de nuestros museos, de los bosques de los hoteles, de los trajes y corbatas usados por los diputados imitan la moda gringa. De la hamburguesa de hoy, de la dona y la Coca cola. En fin, ellos son dueños de diez generaciones de hondureños, hipotecadas por las deudas onerosas que nos obligaron contraer sus mandaderos y politicastros.

Ellos son dueños de todo, pero de esa injerencia nadie habla. Todas callan.

Sin embargo, se rasgan las vestimentas cuando los latinoamericanos nos proponen nuevas formas de ser y actuar. Aquí, al parecer, hasta la ecuanimidad, es gringa.

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24 de julio

LA LUCHA DE CLASES: EL ROSTRO OCULTO DEL GOLPE

Oscar Amaya Armijo

Tras el golpe de estado, las caretas se vinieron abajo y quedó evidenciado su carácter clasista.

Antes, entre otras de las tantas mentiras, le habían hecho creer a los hondureños que el estado procura el bien común y que es policlasista.

Por supuesto, muchos de nosotros, por formación política y académica, qué tiempos habíamos entendido el asunto: el estado y con él todos sus órganos, responde a un interés de clase.

En el caso de Honduras, el estado es un órgano represivo al servicio de diez familias que controlan la economía nacional en detrimento de 6 millones 500 mil hondureños. Todas las instituciones del estado, los tres poderes, el ejército, la policía, los medios de comunicación, las iglesias, actúan en coordinación para reprimir cualquier asomo que intente cambiar las reglas del juego.

Recién, tras la asonada del 28 de junio, estas familias asumieron el control absoluto del Estado, mediante la interpósita mano de sus mandaderos del poder legislativo, el Poder Judicial, el ejército, la policía y los medios de comunicación a su servicio.

Estos órganos ahora protegen la propiedad privada de ese minúsculo grupo de “hondureños”, y proceden a desmontar las medidas de corte social que el anterior y legítimo régimen había implementado al servicio de las grandes mayorías desposeídas.

Al parecer, medidas como la red solidaria, la merienda escolar, el salario mínimo digno conquistado, la vivienda solidaria, el bono estudiantil, el bono campesino para incentivar la producción, los recursos de petrocaribe para la acción social, la posibilidad de una constituyente que reforme la constitución pétrea o cosificada y que está al servicio de aquellas diez familias, los recursos para reducir la pobreza, los proyectos de apoyo al desarrollo del arte y la cultura; los procesos de alfabetización en marcha, entre otros logros, serán desmontados, lo mismo que bibliotecas y la quema de archivos hemerográficos, antiguos e históricos, por parte de la cúpula golpista, para conservar los privilegios de esas clases dominantes.

Otro hecho que demuestra la parcialización del estado con respecto a las clases dominantes, es el uso de toda la fuerza de sus órganos de represión física e ideológica, para atacar a la clase obrera y campesina, a los amplios sectores de la pequeña burguesía (maestros, pequeños propietarios, etc.), a la burguesía media que se oponen al golpe; en cambio, a la oligarquía terrateniente-burguesa que se manifiesta con sus obreros obligados, en apoyo a los golpistas, entonces se les protege y aúpa con todos los medios posibles.

Por tal razón, ya no se está en una simple restitución del presidente Zelaya al poder, ni en una confrontación ínter partidaria, aquí se vislumbra una lucha de clases sin precedentes en el país, situación que nadie calculó sus alcances en el momento de su incubación.

Vivimos, entonces, una época de toma de conciencia de clase, que más temprano que tarde, pasará la factura a quienes, desde el poder económico y político, promovieron la confrontación. Ahora, aún cuando los deseos puedan ser otros, estamos en el principio de una guerra civil.


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25 de julio

VERDADES Y MENTIRAS SOBRE EL CAPITALISMO HONDUREÑO

Oscar Amaya Armijo

En cierta ocasión, Humberto Ecco manifestó que la Semiótica era una teoría de la mentira, porque un lenguaje que no sirve para mentir no sirve para decir la verdad. Al principio, así de repente, sin un análisis previo, se rechaza esa aseveración, pero luego se comprueba la veracidad de este planteamiento.

En verdad, el lenguaje (Yuri Lodman; 1973) es un instrumento modelizante primario de la realidad, inventado por el hombre. Un código para modelizarla. El lenguaje no es un hecho natural, es humano, por tanto una argucia para interpretarla, también. Desde este ángulo, el lenguaje, entonces, es una especie de metáfora para trasponer la realidad en otra representada por signos. Con el lenguaje se reinventa la realidad, se humaniza.

El lenguaje es una de las más preciosas y precisas mentiras, producida por la humanidad. Con el lenguaje, sobre todo con el escrito, se han plasmado las páginas más sublimes de la literatura, pero también, con él, se han esgrimido mentiras terribles en detrimento de la humanidad.

Mario Vargas Llosa, escritor e ideólogo burgués, ha dicho que la realidad en manos de un escritor es una mentira. En este caso, es difícil compartir tal criterio, porque entre la realidad y la invención literaria existe el puente de la ficcionalidad, y la ficción al igual que la ciencia, son dos recursos del hombre para buscar la verdad.

La mentira (Durandin; 1983) es brindar a un interlocutor una visión de la realidad, distinta “de la que uno tiene por verdadera”. Y agrega: “la mentira se define, pues en relación con la verdad”.

Con la mentira, algunos manifiestan expresiones contrarias a lo que se sabe, cree o piensa; es decir, con ella se induce al error deliberadamente, de tal manera que los receptores adopten una conducta errónea frente a un fenómeno de la realidad natural, social y del pensamiento. Se puede manipular la apariencia para ocultar la esencia de los fenómenos.

Según los teóricos marxistas, en una sociedad dividida en clases sociales antagónicas como la nuestra, la verdad está puesta en duda, ya que es un concepto que no puede aplicarse en forma general, pues adquiere un carácter de clase. La verdad para un capitalista es la justificación ideológica, política y social de la propiedad privada sobre los medios fundamentales de producción, y del modo de vida burgués (las comodidades que genera la plusvalía; es decir, el robo del trabajo ajeno), inherente a este sistema de producir. Esta es la verdad que estos sectores aceptan y defienden, no importando los medios; otro planteamiento distinto, es una mentira.

En contrapartida, la verdad para las clases sociales desposeídas (propietarias solo de su fuerza de trabajo), es la justificación de la propiedad social sobre aquellos medios y destinar los excedentes de la producción al desarrollo humano equitativo, y deshacerse de su modo de vida, colindante con la miseria. Esta es su verdad.


El origen oscuro del capital hondureño

La pregunta, entonces, ¿Quién tiene la verdad en el sistema capitalista? O ¿quién miente? Hay una forma sencilla de saberlo: remitirse a la acumulación originaria del capital. ¿De dónde proceden los actuales capitales en boga en Honduras y con ello la acumulación de riqueza en pocas manos? ¿Surgieron del trabajo honrado y tesonero? ¿Cuáles fueron las formas o los mecanismos puestos en práctica para la acumulación de esa riqueza?

En el caso de Honduras, una vez derrotado Lempira por las huestes españolas, el proceso de acumulación originaria del capital, se inicia mediante un sangriento despojo de las tierras de la etnia lenca, obligándolos a refugiarse en las montañas hasta hoy día. A partir de entonces, los españoles organizaron formas de represión como la reducción de pueblos indígenas con todo y sus tierras o la encomienda, mecanismo mediante el cual se ofrecían a los indígenas y sus propiedades a la tutela de los capitanes y adelantados españoles, en premio por sus “hazañas”. Desde aquí se inicia una verdad, ligada a los colonizadores que justifica sus acciones en desmedro de la población indígena, apoyada por la iglesia católica, la que justificaba moralmente esta verdad, arguyendo que esas nuevas propiedades, Dios las tenía destinadas para aquellos hombres y sus herederos que habían venido desde lejos para evangelizar y salvar a los indígenas por la gracia divina. De esta manera, se esboza la primera mentira: enfatizar el origen divino de la propiedad privada.

Al igual que en otras latitudes, pues, la acumulación originaria nace destilando sangre (Marx; 1848). Esta verdad es inocultable, nadie puede argüir que es una mentira. En Honduras el capitalismo, también nació colmado de sangre.

Montadas estas bases, y sobre la ruina de aquellos pobladores hondureños, se erigió la gran propiedad terrateniente, con sus relaciones y secuelas de explotación como la mediería, el colonato y la aparcería, y que se mantienen hasta nuestro tiempo. Se inaugura el cacicazgo, el compadrazgo, en torno a las haciendas, como formas primarias de organización social y política, y con ellas el nacimiento de un incipiente estado que buscará mantener y ampliar este sistema, a costa de los campesinos, negros y mestizos. Por cambiar este modo de producción se provocaron las matanzas en siglo XIX, antes y durante la gesta morazanista, y luego tras su derrota: el gran carnaval sangriento de la represión.

Sobre la base de la reducción, la encomienda y la hacienda se erigirá, posteriormente, el capitalismo dependiente ligado al capital extranjero de origen norteamericano (Estados Unidos), mediante la instauración del enclave bananero, el que se afincó en Honduras desde finales del siglo XIX, inaugurando una era de sangrías y matanzas, corruptelas entre los partidos políticos tradicionales y lo que es peor aún, desarticulando el desarrollo autónomo de la economía y por tal razón, organizando un grupo de poder que más que clase social se instituyó como un grupo de mandaderos a los dictados imperiales hasta hoy día. Es un grupo corrupto, desnacionalizado y mezquino que no posee argumentos verdaderos para justificar sus tropelías en contra de las mayorías explotadas del país.

Asimismo, este grupo oligárquico, no sintió el menor rubor de aliarse con el capital norteamericano en contra de la rebelión de los obreros bananeros en 1954, arguyendo una mentira que también enarbolan en la actualidad: el espantajo del comunismo. Esta gesta, finalmente, obligó a estos grupos a ceder en sus posiciones y aceptaron implementar tibias reformas en las relaciones sociales, políticas, jurídicas, y económicas, durante el gobierno liberal de Ramón Villeda Morales.

Después de apoderarse de las mejores tierras del Litoral Atlántico, actualmente la mayor penetración de Estados Unidos desde la perspectiva político militar es el establecimiento de la Base en Palmerola, territorio hondureño que otro gobierno liberal, el liderado por Roberto Suazo Córdova, cedió en el centro de Honduras, supuestamente para combatir el narcotráfico, pero en realidad se utilizó para orquestar la gran represión mediante la aplicación de la terrible Política de Seguridad Nacional, en la década de los años ochentas. Era la época nefasta de la guerra fría, tiempo en el que se desarrolló, desde esa base, la guerra de baja intensidad contra los pueblos centroamericanos. Pero la verdad, es que ahora esta avanzada norteamericana, se convierte nuevamente en el lugar apropiado para conspirar contra los pueblos de América Latina y apuntalar sus intereses económicos y políticos en la región, en complicidad con los grupos locales de poder. Esta verdad también es inocultable; sin embargo, se miente cuando se esconde tras el eufemismo de “ayuda de buena voluntad”.

Sobre esta base de acumulación sanguinaria del capital aparece, además, el modo de vida burgués que con tanto afán defienden los sectores que actualmente controlan las tierras, las fábricas, los partidos políticos tradicionales, las telecomunicaciones, la televisión y la radio; los deportes, las iglesias de todas las denominaciones; en fin, son dueños del estado con todos sus órganos, incluidos el ejercito que les sirve de muro para contener, mediante la represión, la actual furia popular.

Con ese origen nadie duda de que en Honduras, los actuales capitalistas hayan obtenido sus riquezas mediante la expoliación, el robo del trabajo ajeno, el saqueo de las arcas estatales, los negocios sucios y el narcotráfico. Esta verdad nadie puede ocultarla, pese al dominio espiritual que estos sectores mantienen sobre los obreros, obreras, campesinos y el resto de la población pequeño burguesa, mediante el uso de los aparatos ideológicos (Althuser) como la educación, la iglesia y los medios de comunicación, desde donde tergiversan, escamotean y distorsionan la verdad emanada de la realidad económica social y política circundantes.

Libre empresa, libertad de prensa y religión

Estos sectores, al apoderarse de los aparatos ideológicos de represión, como los medios de comunicación, las iglesias y el sistema educativo, han venido desde allí moldeando el ser del hondureño sobre la base de la mentira, tergiversando la esencia de la realidad. Por ejemplo, desde las iglesias, se predica que las propiedades actuales deben respetarse porque son de origen divino. “Dios así nos hizo, a unos ricos y otros pobres y esa voluntad debe acatarse”, se dice desde los púlpitos católicos y evangélicos, y luego agregan cínicamente: “En verdad seremos ricos en la gloria del señor, cuando él nos acoja en su seno, pero aquí en la tierra respetemos la propiedad privada”. Para ellos, pues, la propiedad es sacrosanta y tocarla, para beneficio colectivo, es un pecado capital.

Este concepto de propiedad divina, en el sistema educativo, se inculca a través del concepto ambiguo de “libre empresa”; se enseña que en el capitalismo todos somos libres de montar una empresa, ocultando que esa libertad solo es válida para quienes desde aquella acumulación originaria del capital pueden hacerlo. En realidad, en Honduras existe la libre empresa para explotar el trabajo ajeno y enriquecerse inmoralmente y continuar reproduciendo las condiciones económicas, políticas sociales y culturales para conservar y ampliar la gran propiedad, en beneficio de sus dueños oligárquicos. Todo el currículo educativo está a su servicio para modelar el tipo de hombre que requiere esta sociedad: un ser alienado, egoísta e indiferente, y preparado exclusivamente para el consumo.

Otro papel importante en la configuración de la mentira sobre el “capitalismo hondureño” lo juegan los medios de comunicación social y su aspecto más dinámico: el periodismo. Estos medios, desde siempre, han venido abogando por la libertad de prensa, falacia que se desvirtúa, dado que la supuesta libertad de prensa no es más que la extensión burda de la libre empresa. Los capitalistas hondureños, además de ser las propietarios de los medios fundamentales de producción, lógicamente, también, son dueños de los grades medios de comunicación.

Al respecto (Taufic; 1987), sostiene que en la sociedad de clases se oculta el trasfondo de fuerzas e intereses que manipulan los factores de la comunicación, transfiriendo las aberraciones de tal forma de sociedad a su expresión por los canales masivos. Luego agrega: “No es que un millón de personas estén “alienadas por la televisión”, sino que están alienadas por el capitalismo; no es que la prensa sea el Cuarto Poder del Estado, sino que está al servicio de los poderes y es una de las formas concretas que asume su poderío”

En Honduras, entonces, todo la masiva red televisiva y radial de Televicentro, el complejo radial de Audio Video (Radio América) los periódicos La tribuna y el Heraldo, son medios que expresan los intereses económicos, ideales, gustos, sentimientos y emociones de la oligarquía burgués terrateniente. A los hondureños, desde estos centros de producción ideológica y política, se les moldea bajos los esquemas de vida de esos grupos. Se les paraliza o se les moviliza para apoyar esos intereses mezquinos. Todas las programaciones, desde los comics hasta los noticiarios, responden a aquellos intereses de clase. De aquí que muchos de los masivos comportamientos como la baja autoestima, el escaso amor a lo hondureño, el hombre silencioso y hosco, la indiferencia, el individualismo, el oportunismo rastrero, el hombre irreflexivo y hasta el rechazo a tímidos cambios en las estructuras económicas y políticas, se debe a la manipulación de estas programaciones. Esta es una manifestación de la antidemocracia en que vivimos. Verdad, también inocultable.

Pero el ejemplo más palpable de que los medios de comunicación son un aparato de dominio espiritual y de exclusión antidemocrática al servicio de las clases sociales dominantes, es el papel jugado antes, durante y después del golpe perpetrado contra el gobierno de Manuel Zelaya Rosales. Estos medios, ante las propuestas de tibias reformas realizadas, desataron una campaña de satanización de este gobierno desde sus inicios, ocultando, tergiversando o manipulando la información para ponerlo en entredicho ante los hondureños. Asimismo, levantaron una campaña anticomunista para paralizar a aquella pequeña burguesía carente de conciencia social, sin lectura y analfabeta funcional, y sumarla a sus propósitos golpistas.

Después del golpe han venido defendiendo, movilizando a esa pequeña burguesía, a los obreros pagados, guardaespaldas, liberales, nacionalistas y militares disfrazados de blanco, para crear la sensación de apoyo social. En cambio, han “invisibilizado” las marchas de los sectores populares que apoyan el Gobierno de Zelaya Rosales, minimizándolas, y negándoles a sus miembros el derecho a informar y ser informados, y acusándolos de estar influidos por el comunismo ateo, el chavismo venezolano y, por esta causa, aupando la represión física e ideológica y otras prácticas propias de la guerra fría. Este cerco mediático es una burda lección de canibalismo informativo nunca antes visto, en parte alguna del planeta.

Nadie desconoce esta otra verdad: la clara adhesión del periodismo hondureño (los periodistas del cerco mediático) al furgón de la red imperialista de comunicación de los Estados Unidos. Toda la información tergiversadas y manipuladas que viene de ese centro metropolitano de poder es tomado como verdad por estos medios de comunicación hondureño. El estilo de redactar, sus tonos, ademanes, las formas de presentar noticias, los guiones de radio y televisión, también son adoptados por estos pseudo comunicadores de los periodistas norteamericanos. Todo ello converge en un solo propósito: mantener las mentiras sobre las cuales se mantiene y conserva el capitalismo hondureño desde a perspectiva ideológica

Finalmente, de no ser por la red telefónica móvil organizada por el pueblo hondureña, el periodismo de la red informática, la marcha y el mitin público y los medios de comunicación que no apoyan el golpe, la movilización del pueblo hondureño sería nula y no se estaría viviendo la resistencia que hoy clama por la vuelta a la democracia participativa e incluyente.


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01 de agosto

LA DERROTA DEL CERCO MEDIATICO

Oscar Amaya Armijo

El cerco mediático tendido en Honduras para enterrar cualquier opinión contraria a la actual "administración del Estado", a juicio de los entendidos, ha fracasado.

El cerco, por supuesto, se propuso debilitar o dividir las fuerzas del "enemigo"; es decir, la mayoría del pueblo hondureño que se opone al golpe de Estado.

Pero esta fuerza no sólo no se debilitó o se dividió, sino que, cada día, adquiere una fuerza desproporcionada, amenazando con desbordar las luchas sociales pacíficas, naturales en una verdadera democracia.

El cerco mediático no toma en cuenta que los receptores, a quienes van dirigidos los mensajes han adquirido, en los últimos tiempos, un nivel de conciencia social sorprendente.

Otro hecho trascendente: los productores y emisores de los mensajes mediáticos, acusan un nivel muy bajo, en el ámbito de la cultura, el arte y la técnica, que se evidencia en la concepción formal y de contenido, en el momento de producirlos. No hay imaginación ni creatividad en ellos para persuadir a los marchistas de que están equivocados y, por ende, derrotados Ideológicamente.

Desde la cómoda propiedad del medio de comunicación, pretenden infundir el temor entre los hondureños, sacando desde el desván de las cosas viejas las falacias del anticomunismo.

Los mensajes son una repetición absurda de los usados por la Alianza Para el Progreso en las años sesentas: que los comunistas se comen a los niños, que nos quitarán las casas, que después de tres años los niños pasan al Estado, que los ancianos serán convertidos en jabón, que todos seremos iguales, que perderemos la libertad, etc. Estas tonterías son las esgrimen en una época en que los hondureños están influidos por la revolución informática y la televisión por cable.

Tampoco ha resultado para convencer a quienes, vestidos de blanco, aùpan el golpe, pues muchos de ellos llegan hasta allí obligados por sus patronos de la Empresa privada, llegan a regañadientes para conservar sus empleos. Por supuesto, los ricos tienen derecho marchar (a la sombra de los pobres y explotados) para defender su modo de vida, el que no es extensivo para la mayoría de los que allí se manifiestan.

Se sabe que allí marcha una pequeña burguesía que siempre ha tenido un tan solo comportamiento: abandonar la pobreza mediante la movilidad social, el oportunismo rastrero, el individualismo patológico y la indiferencia total sobre los problemas nacionales. Es la pequeña burguesía que se educa con Buen Hogar, Vanidades y Harry Potter. Son los intelectuales orgánicos; los analfabetas funcionales, en la mayoría de los casos. Es un sector social que bien puede estar hoy en esa marcha o mañana con quienes se oponen a la asonada del 28 de junio. La pequeña burguesía, sin conciencia de clase, no es un aliado de confiar.

Nadie duda, por supuesto, que allí concurren honorables miembros de la sociedad, pero que su conservadurismo o por otros motivos, los lleva a no comprender los nuevos paradigmas y retos a los que nos somete la historia.

El cerco mediático, sus ideólogos, tampoco previeron que la tecnología ligada a la red y la telefonía móvil, sería uno de los medios para romperlo y derrotarlo. Por fin hubo una tecnología, en manos de los oligarcas, aprovechada inteligentemente para apoyar las causas justas de las grandes mayorías. No existe un hondureño que, en el más apartado rincón del país, no cargue entre sus bolsillos un teléfono móvil o que un vecino no posea un viejo ordenador ligado a la red. Hasta allí, en forma sincrónica, llegan los relatos, noticias y artículos de opinión de lo que sucede en el seno de la lucha popular.

Ligado a este fenómeno, no se percataron que casi la absoluta mayoría de la intelectualidad hondureña (la pequeña burguesía culta e irreverente) estaría, creativa e inteligentemente, al servicio de los más humildes, para informarlos y orientarlos correctamente ante la manipulación, la tergiversación y el escamoteo que de los acontecimientos realiza el periodismo tarifado.

De aquí que no es casual, que ante la derrota del cerco mediático e ideológico; es decir del aparato de dominación espiritual, la oligarquía recurra salvajemente a la represión estatal y sus órganos especializados: el ejército y la policía.

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03 de Agosto

LOS INTELECTUALES AL BORDE DEL PELIGRO

Oscar Amaya Armijo

Cuesta hilvanar un discurso cuando uno enfrenta la grandilocuencia y la dispersión ideológica que caracteriza a ciertos intelectuales y, sobre todo, cuando se han erigido en “analistas políticos”.

Son aquellos que visten la atorrancia de frac; allí se les ve en las casas expendedoras de cultura, exhibiendo su snobismo, engolando la voz y mesándose la barba.

Son aquellos trasnochados de los que hablaba Juan Ramón Molina. Cargan, decía aquel gran poeta, el rictus del suicida en sus semblantes, de tanto “trabajo intelectual”. Fingen un cansancio a la usanza de los románticos finiseculares.

De esta especie se ha llenado la sociedad hondureña. Son aquellos que aparecen en ciertas columnas periodísticas aconsejando a todo aquel que se cruza por sus pasos. No hay gobernante o guru religioso que haya escapado de sus oportunas consejas.

Todo está bien: que aconsejen a los incautos gobernantes, políticos y garúes, siempre y cuando sus consejos busquen el bien común, como rezan ciertos preceptos; pero cuando la supuesta sabiduría del “analista político” se suma a la opresión estatal y, desde allí, sugiere atentar contra otros intelectuales por supuestas conspiraciones peligrosas, es actuar con perversión y alevosía.

Recién leí en un periódico nacional las sugerencias que un “analista político” hacía al oído del gobernante de facto. Le decía que los intelectuales, “marxistas tardíos”, eran más peligrosos que Manuel Zelaya Rosales, ya que éste, siendo un “animal publicitario (sic), sólo busca el exhibicionismo patológico, y, por tal razón, no constituye ningún peligro para el sistema social imperante, pero sí aquellos, quienes parapetados en el anonimato, atentan con sus ideas contra el actual orden establecido.

Para estos intelectuales, sugiere el “analista”, se debe “considerar una estrategia de respuesta inmediata”, dada su alta peligrosidad y “rencor” (más que la de Mel). Esta respuesta, por el tono amenazante con que se escribe, implica atacarlos, utilizando cualquier medio, por que ellos sí atentan contra la “legalidad burguesa” desde dentro y, por ende, acabar con los privilegios.

Pero esto de destruir la “legalidad burguesa” por dentro, es una falacia mediática para que se crea que desde la clandestinidad se fomenta la lucha de clases, cuando ésta, y lo sabe el “analista”, es una característica del sistema social en que vivimos, y existe independientemente de la voluntad de los intelectuales.

De lo que se trata, es de promover reformas que estimulen la convivencia social, la equidad y la solidaridad humana en los marcos del capitalismo, tal como ocurre en la mayoría de los países del mundo. El “analista” de marras, sabe que en la actual coyuntura, no está en juego la instauración del socialismo, sino que el retorno precisamente de la “legalidad burguesa”, destruida por unos lunáticos sin instrucción política.

Esta propuesta “estratégica” es harto peligrosa para aquellos intelectuales que tienen un pensamiento divergente o contrario al actual orden de cosas. En realidad, la sugerencia del “analista”, se basa en la vieja tesis funcionalista de Augusto Comte, quien comparaba el funcionamiento del organismo social con el de un organismo vivo, al que se le adhieren parásitos y bacterias para destruirlo por dentro y, para evitar tal catástrofe, hay que aplicar medidas profilácticas para preservarlo sano. De igual forma, debe procederse con los intelectuales, académicos y profesores, por que, al igual que los parásitos y bacterias, se han incrustado como “burócratas” en el tejido del organismo social para destruir la “legalidad burguesa” por dentro y, por tanto, para evitarlo, debe aplicárseles una “estrategia inmediata” de eliminación.

Según este sabio analista, a estos intelectuales hay que enfrentarlos ahora con “atención” y “talento”, entendiendo por atención “cuidado y “advertencia”, dado el alto potencial que poseen aquéllos para organizar la lucha por la toma del poder.

Pero este conspicuo hombre del análisis, sabe que las únicas armas de los intelectuales son las palabras, las viejas máquinas de escribir y, quizás, un destartalado ordenador de la tercera generación. Lo demás es especulación de alguien que perdió su solidaridad para quienes lo respetaron, en algún momento de su vida, por haber ofrecido una pizca de trabajo intelectual digno y progresista.

Ahora los intelectuales creativos y orgánicos, los académicos, los profesores, están a merced de que, en algún momento menos esperado, les quemen sus bibliotecas, sus libros escritos o, en el peor de los casos, enfrentados a los escuadrones de la muerte como en los mejores tiempos del fascismo.


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07 de agosto

LA UNIVERSIDAD: ENTRE LA NEUTRALIDAD Y LA REPRESION

Oscar Amaya Armijo

Sin esperarlo, la represión tocó las puertas de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras UNAH, y de nada valió el escudo de la neutralidad, adoptado por las autoridades universitarias, para evadir los golpes esgrimidos por el régimen de facto.

Nadie escapa a ello cuando se vive una realidad signada por la ilegalidad y la brutalidad, propias del salvajismo.

Para quienes han adoptado como patrón de vida la violencia, no significan nada el iluminismo y la ilustración. Es más, se sospecha de la inteligencia, de la investigación científica; ambas son subversivas en un régimen totalitario como este.

Es inamisible para quienes han adoptado el humanismo como norte, ver rodar por el suelo a la más alta representación de una universidad: El rector. Y, sobretodo, cuándo la rectoría la encarna una mujer como Julieta Castellanos, con suficientes méritos profesionales y técnicos para ostentar tan alto y digno cargo.

Se puede incluso, disentir con ella sobre las formas de conducción de una universidad o no compartir sus visiones ideológicas; pero jamás ser tolerantes cuando la fuerza bruta se ensaña contra ella, como cuando el hombre vivía en el limité de la animalidad.

Lo sucedido en la UNAH es una gran lección: no se puede ser neutral ni en el ámbito de la ciencia ni en el social. La universidad debe plegarse a la razón, a lo que debe ser, a lo que enseña la realidad. Si la verdad, después de contrastarla, es abrumadoramente en una dirección, y justificada por los hechos empíricos, no queda otra que plegarse a esos hechos, aunque estos no coincidan con las percepciones individuales.

Por supuesto, no se desconoce el sueño de “neutralidad” del que hablaban los científicos positivitas de no sesgar los resultados de la investigación, pero en una sociedad dividida en clases sociales como esta, los usos de los productos científicos se inclinarán hacia quienes ejerzan dominio económico y social.

También se conocen los esfuerzos de los cientistas sociales de no sesgar el conocimiento adquirido, mediante la investigación social, cualquiera que sean sus métodos de acercamiento. Postura que no esconde su inclinación al positivismo.

En realidad, desde cualquier ángulo que se estudie la realidad hondureña, y más concretamente en el ámbito de las ciencias sociales, nadie concluirá que no se vive una situación caracterizada por la mentira oficial, la manipulación de los hechos, la confrontación de clases, la ilegalidad implantada mediante la negación de todas las normas del derecho constitucional y la represión económica social, política y sicológica contra la mayoría de los hondureños, en beneficio de unos cuantos.

La pureza no existe en ciencia, por esos sus verdades son relativas. La ciencia niega los paradigmas y verdades absolutas. De aquí, que la neutralidad es una entelequia desde que Kund revolucionó las formas de apreciar la ciencia.

De allí que las autoridades universitarias deben abandonar esa neutralidad y orientar, como es su papel fundamental, de acuerdo con lo que medie entre la realidad y los hechos y no sesgarlos a priori, por las simpatías partidarias infecundas.

Y la verdad es aplastante: la ciencia, y en gran medida la social, no respalda a quienes, aferrados a sus mezquinos intereses, convierten la vida de un pueblo en una aberración, en una pesadilla, aún cuando esto sea apoyado por un sector alienado por el cerco mediático.

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08 de agosto

OTRA PROPUESTA NADA MÁS

Oscar Amaya Armijo

Debe evaluarse cuanto antes, sí las marchas pacíficas han dado los resultados frente a la brutalidad represiva. La historia reporta, por supuesto, casos donde el pueblo triunfa pacíficamente frente a sus opresores. Sería éste, entonces, otro extraño caso donde la violencia engendra paz.

Hasta ahora la resistencia ha puesto los muertos, los desaparecidos, los heridos, los torturados y los detenidos; mientras que ellos, el régimen de facto y sus represores, siguen cómodos en sus poltronas relucientes.

¿Erosionan la moral del régimen las marchas populares, se desgasta su aparato productivo y de represión? ¿A que se debe que el gobernante de facto, luciendo una sonrisa cínica, asegura que el país vive la absoluta normalidad?

Es sospecho el repliegue táctico de la policía después de reprimir violentamente a los universitarios. ¿Será que se quiere mostrar un rostro pacifico ahora que nos visitan todos los organismos defensores de los derechos humanos y miembros de la OEA y hacer creer que la violencia estatal es un invento de la resistencia? A esta táctica del régimen habrá que darle repuesta de inmediato, denunciando la falsedad de sus propósitos.

En otro orden de ideas, y siguiendo una opinión expuesta por el ciudadano Jesús Garza, flota en el ambiente la necesidad de que el Frente Nacional de Resistencia Contra el Golpe, dada la desmesurada fuerza que ha adquirido en lo que va de esta lucha, adopte una postura más protagónica en las negociaciones sobre el destino del país

Debe entenderse que la resistencia posee todos los recursos para negociar directamente. ¿Por qué buscar, entonces, mediadores si lo mejor de la intelectualidad, dirigentes populares lúcidos y ex funcionarios probos de la administración pública están de ese lado?

Pregunto: ¿Es factible crear un gobierno paralelo al de facto para que conduzca los destinos del país, dado que se posee la capacidad gerencial, el apoyo popular y el reconocimiento internacional? Frente al desorden en que han dejado la patria los golpistas ¿Puede la resistencia asumir este reto? Sòlo es cuestión de meditarlo y sí es factible aplicarlo en profundidad.

Si esta vía no es posible, entonces la resistencia debe participar en la ronda de discusiones, para que no se conviertan las negociaciones en una tertulia ínter oligárquica con miras a mediatizar el creciente movimiento político y social que ha generado la lucha del pueblo hondureño.

Una propuesta para negociar podría ser la siguiente:

  • Restitución incondicional del Presidente Manuel Zelaya a la Presidencia de la Republica.
  • Reforma a la Ley Electoral para que Partícipe la resistencia en el Proceso Electoral del 29 de noviembre, representada en el Frente Amplio de Oposición (existe una propuesta de creación) con una candidatura única.
  • Convocar en el corto plazo una Asamblea Nacional Constituyente para que reforme la constitución y dar paso a una democracia participativa.
  • Discutir y aplicar un Plan Nacional de Desarrollo que tome en cuenta los siguientes propósitos: desarrollo humano con equidad, protección de los recursos naturales, reforma agraria y economía mixta.
  • Evaluar el papel de las Fuerzas Armadas en la sociedad y cuál debe ser su nuevo destino.
  • Castigar a todos aquellos actores intelectuales y materiales que participaron en la destrucción del orden constitucional.
  • Estudiar y evaluar la libertad de prensa, y en poder de quién deben estar los medios de comunicación.
  • Plan de restitución de la confianza entre los tres Poderes del Estado
  • Que cese de inmediato la represión contra el pueblo y castigo para los impulsores intelectuales y materiales.
  • Discutir y aplicar un Plan Nacional de Paz en Honduras, con participación de las de todas las organizaciones sociales y políticas.

Si esta propuesta no da resultados, entonces habrá que cambiar, irremediablemente, la estrategia y táctica de la resistencia nacional.


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13 de agosto

AQUÌ CAMPEA EL LENGUAJE TOSCO DE LA CAVERNA

Oscar Amaya Armijo

Es enorme, ofensiva al decoro intelectual, la ceguera ultramontana de los sectores dominantes en el país. Primero es mi dinero, luego pienso, es la única máxima, que ronda entre sus escasas significaciones.

Aquí caben las propuestas de Erich Fromm: la oligarquía hondureña se preparó para el tener y se le olvidó la esencia del ser. Tanto tienes, tanto vales, es su propuesta intelectual. El ser vale un comino frente a la acumulación de la riqueza.

En su ceguera secular se nota el frió acerado del dinero, y es sólo en el palpable sonido de las monedas, cuando sienten ternura, cariño, tal como lo plantea Roberto Sosa, en uno de sus magistrales poemas.

Se ríen de los poetas y sus inútiles poemas que de nada sirven en sus máquinas de hacer dinero, y cuando tienen que enfrentar las cansinas propuestas económicas de los Chicago^s boys, acuden desesperados a sus economistas orgánicos de los que hablaba Gransci, para entender la ampliación de sus capitales. Para ellos el Capital de Marx, que nunca han leído, es un bodrio que habrá que quemar en las calendas del infierno.

Nunca han abierto las páginas del Ramayana de Valmiki para degustarlo, y cuando han tenido la necesidad de leer la Biblia, solo ha sido en el sacro momento de leer el versículo que se ajusta a la santificación de sus ganancias. Para ellos es subversiva aquella máxima bíblica que reza: es más fácil que un camello pase por el agujero de una aguja a que un rico entre al cielo. Pero como el dinero todo lo puede, acuden, diezmo en mano, a cualquier iglesia de la esquina, a comprar el derecho de estar con Jehová en la gloria del paraíso.

Estólida hasta el humo de sus fábricas es esta burguesía. Tanta es su ignorancia que cree que el fútbol, con su hechizo enervante, le sacará las castañas del fuego, que mañana, por obra y gracia de Dios y cuatro goles, la lucha de clases desaparecerá y que el viejo Marx solamente será una pesadilla, tras probar por primera y única vez vinos importados de los viñedos franceses (porque ellos aún toman guaro clandestino en calabazas).

Cuando alguien osa rozar sus límites, acuden en romería al Cardenalato, se golpean el pecho, sanan culpas, oran con beatitud y piden que purifiquen a sus soldados y armas, para que defiendan con efectividad sus propiedades sacrosantas. Para ellos no existe diferencia entre el Citibank y la basílica de la Virgen de Suyapa, Patrona de Honduras. De ellos es el poder económico y el poder divino.

Se les ha visto conduciendo sus simios y garrotes para que repriman, en nombre de Dios y la patria, su patria, a sacerdotes, rectores universitarios, profesores, intelectuales, obreros y campesinos, solamente por que los muy osados intentaron pensar en un país donde el pensamiento está prohibido. Esto recuerda a unos súbditos que perdieron el habla por que una tiranía griega les prohibió hablar. En este país la burguesía inculta prohibió pensar y hablar.

Por ello, ahora, en Honduras, campea el lenguaje tosco y primitivo de la caverna, el gruñido déspota del ignorante. Pensar entre bandidos es sumamente peligroso, es caminar en la cuerda floja de la muerte.

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28 de Agosto de 2009

LOS GOLPISTAS DEBEN MARCHARSE DE CASA PRESIDENCIAL

Oscar Amaya Armijo


No hay vuelta de hoja: los golpistas tienen que irse de Casa Presidencial; cada día crece desmesuradamente la repulsa contra ellos.

En el plano externo, ya se sabe: la comunidad internacional unánimemente procura por que se vayan, antes de que se desencadene un holocausto que nadie quiere.

Internamente, derrotado el cerco mediático, la resistencia inclinó la balanza a su favor: lo confirman las marchas gigantes que todos los días se organizan en las principales ciudades del país.

En realidad, los golpistas se están quedando solos: nada más les quedan el ejército la policía y los empresarios extranjeros, socios intelectuales y materiales en la aventura del golpe. Y con un agravante más: la unidad granítica del ejército, es una falacia. No puede haber unidad donde cualquier decisión se toma por vía de la imposición. Ninguna guerra se gana con soldados forzados, se requiere voluntad y convicción. Eso no se ve por ningún lado, ni en la oficialidad ni en la tropa.

Tampoco es segura, la unidad de los diez capitalistas que se afanan por mantener esta crisis: ellos compiten por el control de las ganancias. Están al acecho como tiburones para defender sus pingues negocios. Entre ellos no hay amigos solo intereses. Más temprano que tarde, entonces, aflorarán sus contradicciones y, por esta, razón, sus delirios de poder absoluto, se vendrán abajo como un castillo de naipes.

Viendo el panorama desde esta óptica, es razonable que los golpistas recojan sus bártulos, sin oponer resistencia y, sin condiciones, abandonen Casa Presidencial. No es una cuestión de subjetividad, sino más bien la descarnada pragmática que debe poseer todo político, cuando sabe que los signos de la realidad histórica le son adversos.

De no ser objetivos en sus análisis, y continúan con sus pretensiones de mantenerse en el poder, por encima de los rechazos unánimes, los golpistas sumirían este país en una violencia sin par, y con el agravante que podría regionalizarse el conflicto interno, dada la maraña de interrelaciones que posee a nivel del continente americano.

Es necesario, entonces, lo reiteramos, que los golpistas reflexionen, cuanto antes, y organicen una retirada, antes de que sea demasiado tarde. Deben sacrificar sus intereses de grupo por los intereses de la nación. Es necesario abandonar posiciones que ya no encajan con el entorno político y social de todos los países, incluyendo el nuestro.

Estamos viviendo otros tiempos, donde los cambios en todos los órdenes, forman parte de la cultura actual, una cotidianeidad que solo a los cavernícolas asusta.

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31 de Agosto de 2009

PORFIRIO LOBO SOSA: DE MARXISTA A GOLPISTA

Oscar Amaya Armijo


Porfirio Lobo resultó ser una rara mutación política: de marxista a furibundo nacionalista y, sobre todo, trasformarse a las ideas más conservadoras de ese partido, el cariìsmo ultramontano.

Nadie olvida cuando en la campaña anterior, Porfirio Lobo, esgrimía un puño de hierro, aludiendo las prácticas represivas del dictador hondureño, el general Tiburcio Carias Andino.

Atrás había quedado la formación marxista que recibió en el Partido Comunista y en la escuela de cuadros de la Vieja Unión Soviética. Por supuesto, habría que agregar a esto, todos los años de dura clandestinidad en las estepas de Olancho, para salvaguardarle su cobertura legal, de ser un hijo de la oligarquía militando en un partido de izquierda.

Era tan protegido este hombre, que hasta habían formado una cadena de enlaces para llevarle hasta la ciudad de Juticalpa, el periódico Vanguardia Revolucionaria, de tal modo que nadie conociera su identidad. Era una especie de gran tesoro escondido.

Los jóvenes de izquierda, que llegaron a conocer el secreto de su militacia, se enorgullecían de tenerlo en sus filas; apreciaban en él, al prohombre que necesitaba Honduras para realizar la revolución democrático burguesa que liquidaría las relaciones semi feudales aún persistentes en el modo de producción.

Los muchachos buscaban explicaciones en los manuales de marxismo de aquel extraño caso de militancia, y allí estaban: Su ubicación de clase no coincidía con su posición de clase. Él era hijo de terratenientes pero militando en el partido de los obreros y campesinos. Era un triunfo de la ideología y sus mecanismos de persuasión, decían. Entonces abandonaban las células clandestinas, regocijados, pues tenían en sus filas aquel portento.

Según sus más cercanos colaboradores, afirmaban que Pepe, como solían nombrarle, era un valiente militante que cumplía a cabalidad con las disposiciones de los organismos partidarios. Se cree que su liderazgo en Olancho lo edificó cumpliendo tareas del PCH en el seno de las masas campesinas.

Quienes le vieron su accionar, también aseguran que en esa época fue un hombre comprometido con la revolución centroamericana, a la que ayudó sin condición alguna. Esa entrega y dinamismo era lo que más admiraban los jóvenes revolucionarios de aquella aciaga época de desaparecidos y matanzas.

Pero en un día cualquiera de la fatídica década de los ochenta, Porfirio Lobo Sosa, sin pudor alguno, anunciaba su adhesión al Partido Nacional. Los jóvenes, entonces, boquiabiertos, se conmovieron, al ver que la imagen del protohombre que se habían formado, desaparecía hecha añicos por aquel cambio radical.

No faltaron las explicaciones: unos decían que Pepe Lobo se afilió al nacionalismo para escapar de la represión impulsada por Gustavo Álvarez Martínez; otros, que no, que el hombre desde allí conspiraría contra el orden establecido, que desde el Congreso Nacional, del cual fue su presidente, echaría las bases de la revolución.

Sin embargo, para decepción de sus admiradores ocurrió todo lo contrario: Pepe Lobo no solamente regresaba a su ubicación de clase, sino que también volvía a su antigua posición de clase, el de sustentar las ideas y las prácticas de la oligarquía terrateniente burguesa, de donde provenía.

Fue terrible ver a Pepe esgrimir aquel puño de hiero, el que para muchos significó una rara mezcla de estalinismo y cariìsmo, jamás vista en el ámbito político; una simbiosis represiva que ahora cobra vida en el crudo accionar del golpismo hondureño.

Es más: para que no quepa duda alguna de su comportamiento político, Pepe Lobo, ahora echa raíces con el sector más desnacionalizado de la oligarquía, al abanderar uno de los golpes de Estado unánimemente condenado por todas las naciones del mundo.

Hoy estamos frente a un hombre que habiendo sido marxista se convirtió, por obra y gracia de la oligarquía y del imperialismo, que tanto combatió, en candidato golpista, para participar en unas elecciones espurias.


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03 de Septiembre

LAS ELECCIONES SON UNA TÀCTICA BURDA CONTRA LA RESISTENCIA

Oscar Amaya Armijo

Las elecciones no son más que otro cerco mediático contra la resistencia del pueblo hondureño por restablecer el orden constitucional.

Fracasado el cerco mediático anterior, ahora la oligarquía acude al señuelo de las elecciones para atiborrar de propaganda electorera con miras a que la población, en rebeldía, olvide el golpe de Estado.

Es una actitud cínica que subvalora la capacidad de compresión del pueblo hondureño al pensar que, como antaño, caerá en la trampa subliminal, diseñada desde el marketing político de la oligarquía.

Se les olvida que en los últimos treinta años se han operado cambios sustanciales en el pensamiento de los hondureños, y en sus prácticas culturales, producto de la revolución telemática y de las transformaciones acaecidas en los viejos paradigmas educativos.

Es escasa la imaginación de los ideólogos burgueses cuando pretenden convencer a los hondureños con frases como “vamos cheles, vamos a ganar”, cuando se sabe que en estas elecciones no tenemos nada que ganar, pues todo lo perdimos con la asonada del 28 de junio.

Otra frase pueril es aquella que dice “el cambio ya”, como si los hondureños correrán a votar, cuando saben que el Golpe de Estado se genera precisamente por que Manuel Zelaya Rosales operaba cambios, aunque tímidos, en el marco de una oposición ultramontana de los sectores dominantes, caracterizados por su atraso político y cultural.

Son esos mismos sectores, los que ahora proponen unas elecciones en la creencia, torpe y ciega, de que con ellas saldremos de la crisis que ellos mismos provocaron.

Hablan de cambios en su campaña electoral espuria, con una hipocresía rayana en la ofensa, cuando se sabe que le tienen miedo a la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente para que reforme la constitución y habrá las reclusas a la transformación del país.

Así que estas elecciones, desde cualquier ángulo que se analicen, no es más que otra táctica burda de la oligarquía para debilitar la unidad de la resistencia, detener su creciente desarrolló, derrotarla y, luego, legitimar una dictadura que no tiene razón de existir.

Desde esta perspectiva, entonces, habrá que cerrar filas en torno a uno de los objetivos propuestos por la resistencia: no pueden haber elecciones mientras no se restablezca el orden constitucional, roto por un grupúsculo de empresarios extranjeros.

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04 de Septiembre de 2009


ILEGALIDAD Y DESGOBIERNO

Oscar Amaya Armijo

Aquí no existe ni ley ni gobierno por que una gavilla facinerosa tomó por asalto el poder y destruyó la constitucionalidad.

Hoy existe la ley del más fuerte, del más oportunista, al igual que en el traspatio de la animalidad.

Y para que nadie nos acuse de involucionados, fingimos, por la fuerza de la costumbre, que todo es legal, acudimos a los centros de trabajo a sabiendas que lo hecho allí, es ilegal, inexistente.

En otras palabras: no tenemos país, el que teníamos está en bancarrota, a la deriva, como un viejo galeón naufragando. Lo hunden en el fango un grupo de apàtridas que no conoce más honra que hacer dinero en la fragua del latrocinio.

La única ley que prevalece aquí es la del garrote, la ley de la manada, por mucho que la animalidad vista de frac; allí están sus pezuñas dejando huellas en Casa Presidencial.

Se oyen a la distancia sus graznidos emitidos desde la casa de la justicia, para que la jauría del odio despliegue, garrote y escudo en ristre, su saña cuando alguien se atreva a rasgar el lado oscuro de sus capitales. Ellos son los barones del mal y la rapiña.

Enemigos del bien, arropados con sus simiescos trajes, llegan hasta las enaguas del Cardenal a lavar sus ensangrentadas garras con agua bendita. Representan la falsa beatitud del que se siente maldito.

Luego regresan al matadero del desgobierno para continuar destilando odio, odio que sus mastines del terror convierten en balas y toletes, por obra y gracia de su ley, la ley del malvado.

Nadie debe obediencia cuando la barbarie destruye la ley y el orden. Nadie puede guardar el orden cuando el desorden es inaugurado por los bandidos, esos mismos que ahora expelen sus pestilencias desde las poltronas del Congreso Nacional.

La civilidad desapareció, entonces, del país, para dar cabida a los Escorpios, son los mismos que trajeron su ponzoña de los desiertos y nos impusieron el desorden del bazar. Ahora somos nómadas sin destino, sin derecho y sin justicia.

Nadie, que tenga una micra de civilización, debe obediencia en un pais dirigido por alimañas. Así lo dice la historia, así lo exige la vida.

De aquí que, en este país, salvar la civilización y, con ella, el orden y la ley, se traduce en un acto subversivo de lesa animalidad. Es peligroso, por ello, vivir en el desgobierno de los animales.

Por supuesto que, ni la desesperanza ni la incertidumbre, ni los toletes, ni las balas, ni la baba lisa de las mentiras, harán que mengue la fuerza y la disposición de volver por los senderos de la humanidad.

Hasta entonces tendremos un nuevo país, un nuevo orden y una nueva ley, donde reine la justicia y la solidaridad humana.